Aunque existen cientos de maneras con las que puedes justificar tu forma de actuar, incluso sin darte cuenta como te explicaré más adelante, dos excusas son muy recurrentes en casi todo GM: falta de tiempo y querer “disfrutar”.
Como excusas no están nada mal, pero lo cierto es que:

✓ Puedes cocinar platos para varios días y guardar comida en tupperware.

✓ Puedes elegir comprar verduras y frutas o dulces y bollería, del mismo modo que puedes elegir comer en un restaurante sano y no en un fastfood.

✓ Aunque no tienes tiempo para hacer ejercicio ni cocinar, pasas horas consultando redes sociales, hablando por el móvil, viendo series….

✓ El “delgado mental” (DM), también tiene vida social, no vive encerrado en casa, simplemente ELIGE opciones más saludables siempre o mayor número de veces que tú.

✓ La comida no es un premio, afirmar que lo es y que te lo mereces, no deja de ser otra manera de “limpiar tu conciencia”.

Es fácil relacionar la palabra adicción con alcoholismo, drogodependencia y otras conductas similares, pero lo cierto es que una mala alimentación puede causar enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, hipertensión arterial, etc. etc. Teniendo en cuenta lo anterior, ¿de verdad pretendes seguir autoengañándote con afirmaciones tipo “no cambio de hábitos porque no quiero perder mi vida social” y mirando hacia otro lado ante las complicaciones de salud que esto te puede acarrear?

Se realista, no cambias porque tus hábitos, a pesar de ser perjudiciales, te producen un placer momentáneo al que no eres capaz de renunciar.

Además, cuando decides cambiar, pronto vuelve la autojustificación y el autoengaño: por una vez no pasa nada, mañana empiezo, mejor después del cumpleaños, quizás después del verano, es que a mí me da igual, quiero vivir la vida o el abuelo de Pedro no se cuida y tiene ya 80 años…

Toma ahora el ejemplo de un alcohólico e imagina que te dice frases tipo: por una copa no pasa nada, mañana lo dejo, después de las fiestas busco terapia o quiero vivir la vida y me da igual morir de cirrosis con 40 años. Te echarías las manos a la cabeza y aunque te intentara convencer de lo contrario, sabes perfectamente que su “hábito” es una adicción, que está buscando excusas, justificaciones y que debería buscar ayuda cuanto antes. Es decir, sabes que si no lo deja el sólo y ya mismo es porque tiene una adicción y no es capaz de hacerlo.

Ahora bien, tú comes mal, llevas una vida sedentaria u otros malos hábitos que te causan o causarán enfermedades, algunas graves y, sin embargo, pretendes autoconvencerte de que no cambias porque no quieres… lo cierto es que no puedes o lo que es lo mismo: no te esfuerzas lo suficiente en “poder”, así que lo primero es aceptar esta realidad, dejar las Rutinas De Autojustificación (RDA) a un lado y COMPROMETERTE a cambiar.

Te guste más o menos, al final:

La decisión de comer algo saludable o no, es tuya. La decisión de cambiar es tuya. La decisión de esforzarte es tuya. La decisión de mejorar tu vida, tu salud y la de tu familia ES TUYA.

No digo que sea un proceso de cambio sencillo o sin obstáculos y, seguro que algunas de las frases que estás leyendo y que vas a leer te parecerán extremas, pero siendo serios, para autoengañarte, justificarte o evadir la falta de esfuerzo y compromiso no necesitas mi ayuda:

“Es el momento de enfrentarte a la realidad y cambiarla”

Reafírmate en el compromiso, desde hoy mismo, de cambiar tus hábitos, de cambiar tu relación con la alimentación. Anótalo en tu agenda, hazlo público, busca apoyos y no te plantees la posibilidad de fallar. ABANDONA LAS EXCUSAS.
Está claro que necesitarás realizar un ESFUERZO, pero como te comentaba comer algo poco saludable siempre es tu responsabilidad, una decisión personal. Deja de formularlo como la consecuencia de unas circunstancias: es TU DECISIÓN.